Hablar del administrador de uno de los bares de la facultad de jurisprudencia no parecería ser nada del otro mundo. Pero Pablo Santos es diferente.
Sus 49 años, y su título de Licenciado en Ciencias de la Educación, mención en Matemáticas y Ciencias Exactas, hacen de Pablo un profesor que atiende un bar.
Comenta que como docente jamás tuvo la oportunidad de afianzarse económicamente, razón por la cual optó por montar su propio bar.
Siendo padre soltero, y con un hijo de22 años en la universidad, supo de inmediato que debía buscar un negocio que sea rentable.
Con un gran manejo de la palabra, y con la psicología propia de un maestro, Pablo narra cómo han sido estos nueve años al frente del bar.
Su jornada empieza a las 07H00. Las dos trabajadoras que han trabajado junto a Pablo en los últimos tres años llegan veinte minutos antes para tener todo listo al momento de abrir las puertas.
Con el paso de los minutos, arriban los primeros clientes.
¡Un café, una empanada de verde y una tesalia Don Pablo!
-Ya te paso mija.
Todo parecería indicar que Pablo también se siente maestro de los estudiantes que ingresan a su bar.
Siempre trata de ser cordial, y de ayudar, en lo que pueda, a sus clientes.
“Me gustaría darles alguna ayuda académica, pero lo que yo sé no se imparte en esta facultad”, manifestó Pablo.
Con un tono semi triste, Pablo asegura que el año 2009 ha sido muy malo para él. Las ventas bajaron, no solo por la crisis, sino también porque han arribado a la facultad una gran cantidad de vendedores ambulantes que han mermado las ventas en su bar.
“Venden donde quiera y el decano no les dice nada”, aseguró.
Con el pasar de las horas, Pablo se entretiene llenando el crucigrama del Diario Ultimas Noticias, su diario favorito e infaltable sobre la mesa.
Cuando el reloj marca las 21H00, pablo cierra su local y se dirige a su domicilio en La Ermita.
Para no olvidar los conocimientos que adquirió en la Universidad Central, y para sentirse como todo un profesor titular, Pablo imparte los fines de semana clases particulares de matemáticas a los jóvenes de su barrio que lo requieran.
Sin duda un personaje anónimo.
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